El cineasta Gregorio Rocha decidió hacia comienzos de los años 2000 emprender un viaje a través de 6 diferentes países buscando pistas sobre el paradero de una película realizada en 1914 y de la cuál poco se sabía: The Life of Pancho Villa.
A pesar de que el revolucionario cuenta con decenas de representaciones fílmicas, en las que es a veces héroe, a veces villano, pero siempre protagonista, la obra perdida que decidió rastrear Rocha resalta, porque su producción fue encargada por el mismo José Doroteo Arango Arámbula, también conocido como el Centauro del Norte: Pancho Villa.
Rocha descubrió que el comandante rebelde firmó, por increíble que parezca, un contrato con la compañía estadounidense Mutual Film Corporation cediendo la exclusividad de los derechos de grabación de distintas batallas del ejército constitucionalista a cambio del 20% de los ingresos en taquilla que esta cinta generara.
Los rollos perdidos de Pancho Villa narra la intensa indagación que hace el director para dar con estas imágenes perdidas; investiga en archivos públicos y privados, habla con familiares de antiguos distribuidores, exhibidores y productores.
Al final, poco importa si se encontró o no el material en cuestión, pues la película, que se acerca al género de cine ensayo, nos permite reflexionar sobre el papel del cine en la representación y reescritura de la Historia, dejando en evidencia que la imagen cinematográfica no solo influencia, sino que puede literalmente cambiar el curso de los hechos cuando, como en el caso de Pancho Villa, era tan importante quedar inmortalizado fílmicamente que se programaban las batallas revolucionarias durante el día para aprovechar la luz y no perder ningún detalle.