“La relación que hay entre la cámara y el machete, es que ambos son herramientas de trabajo, pero mal utilizadas pueden causar mucho daño” Amado Villafaña.
Amado Villafaña, es un indígena Arhuaco y un defensor de la Sierra Nevada de Santa Marta, que tiene como iniciativa sensibilizar por medio del lenguaje audiovisual, a las personas que no pertenecen a las comunidades indígenas o al “hermano menor” como él los llama.
Ayer, en la Casa de la Cultura de Jardín a las 9:30 de la mañana tuvimos la oportunidad de ver Historias de Shiriwa y Muñí, un documental de Amado Villafaña que cuenta como las comunidades del pueblo Wiwa intentan reparar por medio de rituales ancestrales, el daño causado por el hermano menor a la tierra, ellos emprenden una expedición por la cuenca del Río Ranchería que se encuentra amenazada por una represa y por una empresa carbonífera.
Durante el conversatorio Amado nos explica que la violencia vivida en Colombia, a pesar de que no es en contra de las comunidades indígenas como tal, no significa que la guerra les sea ajena, que por el contrario los indígenas terminan siendo objetivo militar. Y es por eso, que ellos responden “sacando la palabra hacia afuera”, en este caso por medio de un nuevo lenguaje, “la comunicación de los ojos”.
La comunidad misma está llamada a representarse, que mejor que los indígenas para hablar de sí mismos. Amado finaliza diciendo que su comunidad está en un proceso de formación y transición al campo de la comunicación, de jóvenes que puedan continuar un legado; comunicadores indígenas, que construyan estrategias de protección a la cultura y que entiendan que deben renunciar al derecho de autor porque es un derecho colectivo.
Este espacio enriquecedor que propicio ISA Intercolombia en el marco del Festival, nos enseñó que recurrir a las cámaras también es un acto subversivo, que en este país no solo son las armas.