En zonas dispersas, localizadas en las tres cordilleras de los Andes colombianos, especialmente en la Cordillera Central, habitó originalmente el Loro Orejiamarillo. Hoy, tras la deforestación y la amenaza de la palma de cera, se ha reducido considerablemente su población.

La palma de cera constituye parte fundamental de su hábitat, pues el loro se alimenta principalmente de sus frutos y allí es donde sitúa sus nidos. Vive en comunidad y el cautiverio solitario por más de 48 horas puede ocasionar su muerte. Es una especie poco domesticable y vulnerable a la presencia humana, cuando la sobreviven pueden llegar a tener hasta 60 años de edad.

Por su tamaño se le compara con las guacamayas pequeñas, pues mide aproximadamente 43 centímetros en su edad adulta. El amarillo que lo caracteriza se puede encontrar en su vientre y pecho; de forma más intensa en la frente, oídos y en la región que rodea sus ojos. Su corona, nuca y dorso son verdes y la parte interna de su cola contrasta con un rojo pálido. Cuatro garras firmes se sitúan en sus dos patas y el ancho de sus alas en vuelo, o envergadura alar, puede llegar a ser de 45 centímetros.

A una hora de la cabecera municipal de Jardín, en la vereda Ventanas, se encuentra La Reserva Natural de las Aves Loro Orejiamarillo. El 6 de mayo de 2006 se creó este santuario que busca garantizar la supervivencia de ésta especie y promover su conservación. Su extensión es de 188 hectáreas, con alturas que oscilan entre 1.900 y 2.600 m.s.n.m, un lugar que además ha sido escenario de estudios científicos para mejorar las condiciones de reproducción de la especie. Teniendo en cuenta las recomendaciones y restricciones para no afectar el ecosistema de la reserva, se puede realizar senderismo y observación de aves.

Estos bosques nublados que se encuentran en Jardín, la diversa vegetación y la presencia de especies únicas, representan en gran medida la riqueza de nuestros patrimonios naturales y hacen presencia en la imagen del 4° Festival de cine de Jardín: Cine y Patrimonios.