La memoria es un escenario complejo que se construye desde múltiples voces: quienes vivieron, quienes viven y quienes construirán nuevas memorias. Hacerse visible en los relatos y no resignarse a la violenta invisibilización de las vivencias causa siempre incomodidad. Expresar que nuestras memorias importan es un acto constante de resistencia al olvido, al ostracismo y a la negación. Nuestras vidas y nuestras muertes hacen parte de estas memorias. Ni la forma en que transitamos por la vida, ni la manera en que llegamos a su fin, pueden ser motivo de vergüenza, de miedo o de rechazo.
Todos los museos, con o sin muros, tienen el potencial suficiente para subvertir cánones, transformar estereotipos y promover avances en los derechos humanos. Todos los museos, independientemente de su colección, estructura institucional, presupuesto o localización, pueden ser capaces de abrir el diálogo en torno a experiencias de vida marginadas, ocultadas y, a veces, deliberadamente eliminadas. Si los museos, como lo han afirmado algunos autores, no son espacios neutrales sino, al contrario, dispositivos sociales, políticos y culturales que deciden qué coleccionar y qué exhibir, hay un sinnúmero de oportunidades para continuar cuestionando e incomodando.
Museo Q es un museo en tránsito. Es un proyecto de museología, una intervención curatorial, una cartografía colaborativa, un ejercicio pedagógico, una acción memorial, una plataforma para artistas y una narrativa LGBTQI+ en permanente construcción. Museo Q opera bajo tres conceptos:
- Primero, recoge la noción del museo como un espacio sensible, transformador y dinámico. El museo, en este sentido, es activo en vez de contemplativo, es experimental sin un guion preestablecido, es afectivo y no jerárquico. Como un museo en tránsito, la presencia física de Museo Q es a veces temporal, a veces itinerante y a veces transmutable.
- Segundo, sus colecciones y archivos no son objetos y reliquias custodiadas para su eterna y perdurable conservación. Al contrario, son voces que buscan interpelar los acontecimientos del pasado con los que se configura el presente. Desde allí, la colección de Museo Q está en movimiento y conversación, haciendo del museo un espacio efímero de confrontación y de conflicto.
- Tercero, Museo Q trabaja alrededor de la memoria de una comunidad específica pero no por ello, enajenada de los discursos nacionales. El cuerpo, en este orden de ideas, es también espacio de exhibición, pieza expuesta y narrativa personal. Aunque el museo no tiene una sede física permanente, activa espacios y se asocia con otras instituciones y personas para crear proyectos y procesos desde narrativas alternas, como actos de resistencia y resiliencia.
Después de cuatro exhibiciones artísticas (Lo que se ve no se pregunta, 2016 y 2018; Lluvia de sobres, 2017; Libido, 2018), un proyecto web de memoria histórica (Mudanzas, 2017), un proyecto pedagógico de botánica (Leer las flores: breve historia queer de las plantas, 2018 y 2019), una acción conmemorativa con población trans (Quemando mariposas, 2019), una serie de residencias virtuales para artistas LGBTQI+ (Residir, 2020), presencia en el Museo Nacional de Colombia (Sala “Hacer Sociedad”, 2019), múltiples colaboraciones y alianzas institucionales (Instituto Goethe, ICOM Colombia, British Council), y la participación en distintas conferencias, publicaciones y entrevistas, Museo Q resalta tres aprendizajes:
- Fallar es parte del proceso. Museo Q ha contado con la fortuna de tener amigas que antes, durante y después de cada actividad siempre sugieren, recomiendan y cuestionan ciertas aproximaciones. Aunque no hemos desarrollado estudios de público, reconocemos que hace falta destacar historias desde la bisexualidad y la intersexualidad, así como generar mayores cruces de vidas LGBTQI+ con aspectos como la raza, la clase, la religión o el origen.
- El museo no puede hacer todo solo. Necesita aliadas, amigos y colaboradoras. No obstante, la participación no debe quedar en una capa exterior del proyecto, al contrario, debe hacer posible la coautoría porque solo así es posible crear e incluir múltiples perspectivas. Lejos de un deseo de reconocimiento individual, intentamos pensar en el beneficio del proyecto, de quienes nos visitan y de quienes creen en nosotros. Cada proyecto es un ejercicio de confianza.
- Asumimos un tránsito continuo. La arquitectura es necesaria, pero no tiene por qué ser un edificio nuevo. Las colecciones son necesarias, pero no tienen por qué ser apropiadas exclusivamente por una única institución. La sostenibilidad es importante, pero no tiene por qué medirse en términos financieros. Museo Q fluye, camina y habita la ciudad, cambiando su forma periódicamente. El museo es un actor de una red más amplia, es una parte de, que ayuda con y que beneficia a. Aunque Museo Q no tenga un espacio material, crea un ensamblaje transitorio, un evento efímero y afectivo que inspira y deja huellas.
Después de varias décadas de una violencia imparable que sin duda ha afectado a la mayoría de personas en Colombia, existe una esperanza latente en que la sociedad en su conjunto pueda trascender y dejar atrás unas formas de vida llenas de prejuicio y miedo. Aunque Museo Q jamás ha sido objeto de censura, sabemos que es un privilegio que se hace tangible existiendo en ciudades como Bogotá y Medellín. Reconocemos que en otras ciudades colombianas el contexto puede ser diferente, incluso hostil. Pero precisamente, por medio de diferentes estrategias, plataformas y mecanismos, esperamos seguir transitando, motivando e inspirando a otros trabajadores de museos, curadores, historiadores, coleccionistas, artistas y visitantes. Ahora somos conscientes que nuestra existencia inspira, así como las existencias de personas LGBTQI+ nos han inspirado.
Michael Andrés Forero Parra
Co-Fundador, Museo Q
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[1] Este texto reúne algunas reflexiones mencionadas previamente en dos conferencias de 2019: Sites Queer: Technologies, Spaces, and Otherness en Puerto Rico y ALMS: Queering Memory en Alemania. Además, como la mayoría de proyectos de Museo Q, este texto contiene ideas indivisibles de todo el equipo. Agradezco especialmente a Mario Henao y Luis Carlos Manjarrés por su lectura previa.