65 cortometrajes proyectados, 12 ponencias de investigación, una clase magistral de talla internacional y una retrospectiva de más de 10 años: éste es el balance que nos deja el primer Festival Universitario de las Narrativas Audiovisuales, Fulana.

 

Antioquia Audiovisual  se vinculó a la celebración del primer Festival Universitario de las Narrativas Audiovisuales, Fulana, que se realizó del 26 al 29 de marzo en Medellín. Una iniciativa generada desde las cuatro instituciones universitarias de la ciudad que ofertan programas audiovisuales.

La idea se gestó desde la Escuela de Cine del  ITM  y se unieron a éste proyecto el programa de Comunicación Audiovisual y Multimedial de Universidad de Antioquia, Comunicación y Lenguajes Audiovisuales de la Universidad de Medellín y el programa de Comunicación Audiovisual del Politécnico Jaime Isaza Cadavid.

Con más de 15 años de trayectoria académica, estos programas de formación audiovisual han consolidado sus saberes y han formado estudiantes con la capacidad de realizar producciones de calidad desde las aulas, un importante referente que hacía necesaria ésta alianza. Es Fulana entonces un espacio de análisis y reflexión,  no solo para las universidades organizadoras, sino también una invitación abierta para todas las producciones audiovisuales realizadas en el ámbito universitario sin importar programa o enfoque. Esta visión llamada también el manifiesto Fulana, hizo parte del discurso de inauguración del Festival:

“Pensar el cine por medio de su estudio, análisis e interpretación. Proporcionar el complemente necesario para que la formación de los futuros cineastas y realizadores audiovisuales sea más sólida y no se límite a la falacia del correcto lenguaje y la perfecta factura”.

La inauguración contó con dos cortos de egresados que tuvieron un significativo  proceso en su vida universitaria: “Todos los Peces que Maté” dirigido por Sara Nancales de la Universidad de Medellín y “Las Zonas Grises” de Mateo Vallejo de la Universidad de Antioquia.

Fueron solo diez meses para que los docentes adscritos a las universidades organizadoras dieran forma al Festival, con retos tan significativos como el paro nacional estudiantil y la falta de recursos. Esto no impidió que se creara de una vez y por todas el evento audiovisual que le hacía falta a la ciudad, ellos desde sus experiencias y conocimientos tomaron diferentes roles que nutrieron a Fulana de una oferta variada y reflexiva.

Miembros del comité organizador de Fulana

Uno de los componentes más importantes de Fulana según apreciaciones de los organizadores, era el académico, por eso además de las muestras de cortos hubo diferentes actividades que propiciaron reflexiones en torno aspectos técnicos y de investigación.

El elemento formativo estuvo compuesto por conversatorios y diferentes ponencias alrededor de la dirección e investigación audiovisual.   Por otro lado se realizó una clase magistral sobre diseño de sonido, impartida por el director dominicano Nelson Carlo de los Santos, quién además proyectó su película Cocote en el Centro Colombo Americano.

Otros escenarios que se unieron al Festival fueron el Centro Cultural de La Facultad de Artes, La Pascasia, El Teatro Lido y los diferentes espacios de las universidades organizadoras. La Cinemateca Municipal, Cinefagos.com y la revista Kinetoscopio también hicieron presencia en ésta primera edición de Fualana.

¿De dónde salió esa Fulana?

Titular ha sido uno de los dolores de cabeza de muchos creativos no solo en el ámbito cinematográfico sino también periodístico y  literario, el mundo está minado de malos títulos que terminan desviando la intención con la que se creó. En este caso y a riesgo de sonar despectivo, los organizadores se arriesgaron con el nombre de Fulana, el acrónimo encajaba y no encasillaba al festival en un ámbito regional, pues su nombre también está pensando para proyectarse a nivel internacional como un Festival Universitario Latinoamericano.

“La idea también es que, ¿quién es un Fulano? Alguien que nadie conoce. ¿Qué es un estudiante con un corto debajo del brazo? Un fulano hasta que ya tenga una pantalla y un espacio donde exhibir su trabajo”, así lo define Alejandra Castaño docente de la Universidad de Medellín y quien está encargada del componente académico del Festival.

Sin duda un nombre creativo y de fácil recordación, Fulana, es un nombre que permite que el fulano no se quede en el anonimato antes de salir a los grandes festivales de cine.

“Esto es para medirnos las tintas, los aceites”

La anormalidad académica, resultado del paro nacional estudiantil, constituyó  un reto para la organización del Festival y lo continuó siendo durante su celebración, pues los exámenes finales, las vacaciones y las cargas académicas propiciaron espacios de poca asistencia. Sin embargo y a pesar de la contingencia más 140 estudiantes de las cuatro universidades se le midieron al Reto 48, una carrera contra el tiempo que permitió que 20 de 23 equipos inscritos realizaran entregara de cortometrajes que fueron realizados en 48 horas.

Para algunos estudiantes éste festival y el Reto 48 les permite visualizar el trabajo de las otras universidades, “esto es para medirnos las tintas, los aceites”. Una oportunidad para espacios de interacción, de investigación, de generar proyectos conjuntos.

Para este reto se requirió que el color amarillo hiciera parte los elementos visuales del corto, un color distintivo de la imagen del Festival y que según lo explica Oswaldo Osorio, asesor general del Festival y uno de los curadores, permite constatar que la producción se produjo durante el tiempo establecido y no antes.

“La ficción, el experimental y documental fueron los más representativos, aquí se trató de reflejar historias adolecentes, de como ellos ven la vida, recorren la ciudad, sus expectativas del futuro, el acoso sexual, la vida universitaria y la droga. Trabajos muy buenos que nos dejan 11 escogidos para la exhibición, dos menciones de honor, segundo y primer lugar”, agregó Osorio.

Las menciones especiales fueron para Aeroplanos, de David Suárez (UdeA), Non Gravidem de María Escobar Velásquez (UdeM). El segundo lugar para Telémaco, de Jerónimo Olarte López (UdeA) y el primer lugar para Manuela, de Felipe González Cárdenas (U de M). El segundo lugar premió al equipo de producción con la suscripción a la revista Kinetoscopio y entradas a cine por seis meses, el primer lugar la asistencia por tres días al Festival de Cine de Jardín con todo pago.

Retrospectiva y visión a futuro

En esta primera edición del Festival se planteó la retrospectiva también como un punto de partida. “Se trata de constatar el paso del tiempo, de la ciudad, de la imagen y de sus intenciones”, aseguró Carlos Mario Pineda docente del Politécnico y uno de los organizadores del Festival.

Por ejemplo se proyectó el primer corto que se hizo en la Tecnología de Producción del Politécnico, un trabajo que además llegó en último momento,  que se grabó en 1999 y que «visto con los ojos de hoy» es una producción muy bien hecha. “Son jóvenes de fin de siglo, una hibridación de un documental dramatizado, un coletazo de la guerra del narcotráfico”, cuenta Pineda.

Fulana superó las expectativas de una preparación vertiginosa y una coyuntura académica, y tras su debut espera instalarse en las programaciones obligadas del escenario audiovisual no solo de las universidades sino de la ciudad. Ésta Fulana que ya no es tan fulana, necesita apoyo institucional, apropiación estudiantil y reconocimiento de las universidades organizadoras para que siga propiciando el espacio para el encuentro de la academia y la producción audiovisual.

 

Luisa Fernanda Arbeláez
Coordinación de comunicaciones
Corporación Antioquia Audiovisual